El matemático John Lubbock (Londres, 1834-1913) dijo una vez que nunca midas la montaña hasta que no hayas llegado a la cumbre, porque será entonces cuando te des cuenta de que no es tan alta como pensabas. Y puede sonar muy pomposa, pero dice mucho de como las personas vemos la montaña, ya sea La Molina, o cómo vemos, en general, la vida: como retos que parecen imposibles hasta que los conseguimos.
Y, aunque este matemático inglés tenga poco que ver con los valores de Nissan, o con Japón, en realidad su frase se acerca mucho a la filosofía de cómo la marca japonesa ve el mundo, buscando siempre innovar más allá de lo esperado y creando donde otros ni siquiera tenían pensado crear. Porque solo cuando dejas de intentar algo es cuando empiezas a hacerlo realidad. Es más, a lo largo de la historia podemos encontrar muchos ejemplos en los que Nissan ha mirado más allá, siempre con la intención de que su tecnología pueda enriquecer la vida de las personas.
Por ejemplo, y más allá de que Nissan fuera el primer fabricante japonés en producir vehículos en serie, en 1947 la sociedad japonesa se encontró con una enorme montaña: tras la Segunda Guerra Mundial y por la escasez de gasolina, se vieron obligados a buscar otra fuente de energía para la movilidad. Aquel año Nissan coronó la cima y se convirtió en pionero en la creación y desarrollo de vehículos eléctricos, con el Nissan Tama.
Una cima de tantas que vendrían a lo largo de los próximos años. Aunque no tan nevadas como las de La Molina, todas con las mismas curvas. Y es que la próxima gran montaña que lo inspiró fue, justamente, todo lo que llegó tras la guerra: la paz. Y junto a ella, la apertura de fronteras, el capitalismo y la necesidad de las marcas a llevar sus productos a otros países. Así, Nissan fue coronando con diferentes vehículos las cimas que había más allá de los vehículos de sus competidores: desde el Datsun 1000 Sedan (el primero que se lanzó al mercado de EEUU), pasando por el Datsun Fairlady 1200 Roadster (el primer vehículo deportivo que lanzó en EEUU), hasta el Nissan Patrol (el primer SUV de Nissan en EEUU).
Así, y una tras otra hasta llegar, prácticamente, al presente, donde montaña tras montaña, fueron clavando su bandera. Cuando nadie creía que un vehículo completamente deportivo pudiese estar al alcance de cualquiera, apareció el legendario Nissan GT-R, cuando nadie creía que un Crossover pudiera manejarse por la ciudad como se maneja por el campo, apareció el Nissan Qashqai y cuando nadie creía todavía que se pudiera producir en serie un vehículo 100% eléctrico en el mundo, apareció el Nissan LEAF. John Lubbock estaría orgulloso.
Hoy día, en su camino por electrificar toda la gama y con un plan para que en el futuro todos conduzcamos un vehículo eléctrico o electrificado, la última cima que ha alcanzado ha sido la del Nissan ARIYA, su primer Crossover 100% eléctrico, inspirado en todo lo que Japón representa para ellos: sencillez, diseño, innovación, tecnología.
Está claro que a las personas nos conviene no perder de vista la montaña, porque nos inspira en muchos más sentidos de los que creemos. Y es que, al final, si algo hemos aprendido es que tras cada montaña que llegamos a subir, hay otra con una cima aún más alta esperándonos. Cimas con las que, cima a cima, ir haciendo historia.