El Pallars Sobirà es una comarca plenamente pirenaica, quizás la más pirenaica de Cataluña. Pese a su predilección por el invierno nevado, su marco natural incomparable nos regala unos paisajes preciosos cuando llega el otoño. El ocre de los bosques de abedules y otros caducifolios se mezcla con el verde más oscuro de los pinos silvestres, y el tono de la hierba húmeda con el del agua de lluvia que todavía corre por los riachuelos gracias a los chubascos de septiembre. Es esta gama de colores la que lo convierte, durante esta época del año, en un espacio perfecto para la fotografía.

A Ramon Baylina la pasión por la meteorología le viene desde pequeño. Tras muchos años picando piedra consiguió cumplir su sueño de vivir en el Pallars, cerca de las montañas que lo habían enamorado, y con la firme convicción de tener la mejor estación meteorológica de España. No se ha quedado lejos, la estación meteorológica de Sort es una de las más prestigiosas de nuestro territorio y actualmente Ramon compagina su tarea como responsable de la estación con su otra gran pasión: la fotografía. Sus instantáneas de la flora, la fauna y el paisaje catalán aparecen a menudo en las redes y páginas de los periodicos, y cuenta con casi 7000 seguidores en su página de Instagram. 

Para animaros a pasear por los bosques encantados del Pallars acompañados de una cámara, os hemos preparado una selección con las mejores fotografías que en Ramón Baylina ha hecho del territorio en tiempo de otoño.

1.

2. 

3.

4. 

Las aguas y el hielo han modelado a lo largo del tiempo un terreno abrupto pero lleno de valles fértiles donde crece una vegetación frondosa. Son perfectos para largos paseos ahora que las temperaturas no son tan bajas como en invierno.

5. 

6. 

Sus bosques húmedos tienen un habitante ideal: la seta. El Pallars es una de las zonas de Cataluña con más cantidad de setas y esta está siendo, además, una temporada inmejorable para su cosecha. ¡No olvidéis coger también el cesto!

7. 

8. 

No sólo la naturaleza se hace atractiva en otoño. Los pequeños pueblos del Valle de Àneu ofrecen propuestas gastronómicas y culturales tanto interesantes como históricas; algunas se remontan siglos atrás.

9. 

10.

11.