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75 años de historias en La Molina: ¡Explícanos la tuya!

 

75 años dan para muchas vivencias, recuerdos y anécdotas, y de seguro, si en algún momento ha visitado la Molina, ha vivido alguna experiencia en la estación que guarde con ama o que no puede olvidar.

Es por esto que con motivo de nuestro 75 aniversario, queremos que nos explique sus historias a nuestra estación. Publicaremos todas en esta sección y entre todas las participantes realizaremos un sorteo aleatorio de dos cascos Atomic!

¡Envíanos la tuya aquí!
 

  1. Familia Vilaró


Me dirijo a vosotros en nombre de la familia Vilaró, especialmente de los hermanos Vilaró Castelltort: ​​Núria, Roser, Joan, Quico y yo misma Angels. Lo hago para enviarle un cordial saludo y nuestra más entrañable felicitación por la celebración del 75 aniversario del primer remonte mecánico, el de Font Canaleta.

 

 El primer remonte mecánico del Estado

 

Desgraciadamente, por diversas circunstancias el día 17 de febrero no estaremos en La Molina, para poder participar, como nos hubiera gustado, en la fiesta que habéis preparado; ¡Lástima!. Gracias por la invitación. Os deseamos con todo el corazón, que vaya muy bien, que tengáis un buen día y que la celebración sea un éxito.

Dicho esto, permítanme decir unas breves palabras referentes a lo que ha sido y es La Molina por nosotros.

La Molina ha formado parte de nuestra vida, gracias al entusiasmo de unos padres extraordinarios que nos enseñaron a amar nuestra tierra catalana, respetando la naturaleza, disfrutando de las montañas y bosques, los prados y las flores, los pájaros, el aire puro y fresco, las puestas de sol, las noches estrelladas, el silencio, .... el esquí, las excursiones y muchas más cosas.

Todo lo más bonito de nuestra infancia y juventud, lo aprendimos allí. No es que los padres nos lo explicaran, no, lo aprendimos porque allí lo vivíamos. Hay cosas que no están en los libros, y menos aún en Internet o en las redes sociales; son cosas que sólo se aprenden viviéndolas.

La Molina ha sido nuestra escuela de vida donde hemos aprendido a ser fuertes y valientes, luchadores tenaces y a la vez sensibles y tiernos. Hemos aprendido a mirar al mundo y a las personas de una manera especial: con nobleza y lealtad, con curiosidad y respeto, y también con firmeza y generosidad; sin miedos, sin prisas, con persistencia, con convicción, con tolerancia con ilusión y con alegría.

Recuerdo cuando nuestros padres nos contaban sus primeras idas a esquiar en La Molina. Eran los años treinta; subían un grupo de amigos del CEC los domingos, en un tren de carga. Salían de Barcelona muy temprano por la mañana; al llegar, subían montaña arriba con esquís y mochilas hasta Font Canaleta, para poder bajar esquiando, y volver por la noche en Barcelona. Fue entonces cuando nuestro padre se enamoró de La Molina.

Nuestro padre, Xavier Vilaró, fue uno de los pioneros, apasionado de La Molina y un gran esquiador. En el invierno de 1934-35, ganó la prueba de saltos de trampolín de los Campeonatos de España que se celebró en el nuevo trampolín de Font Canaleta los días 3 y 4 de marzo. El año anterior, el 11 de marzo de 1934, el mítico esquiador noruego Sigmund Ruud, dio un salto de exhibición en la inauguración de este nuevo trampolín de Font Canaleta saltando 38 metros, una proeza en aquel tiempo. Nuestro padre ya había saltado anteriormente, en 1929, en el antiguo trampolín de Font Canaleta, ganando por primera vez a los castellanos en los Campeonatos de España en saltos de trampolín, tras 5 victorias consecutivas de Carlos Urgoiti los años anteriores. José María Guilera también ganó en esquí de fondo. En 1940 nuestro padre fue Presidente de la Federación Catalana de Esquí.

 

 

Sigmund Ruud en su salto de exhibición en la Molina

 

En 1945 inauguramos nuestra casa "La Genciana". Fue el cuarto chalet que se hizo en La Molina, tras el Xalet del CEC, el del Dr. Carreras, y la "casa de cerillas" de los Tarsol. El arquitecto fue el joven Mitjans, que cuidó hasta el más pequeño detalle, diseñando incluido el mobiliario. Aún hoy, "La Genciana" es una de las casas más bonitas de La Molina.

Nuestro padre hizo la casa muy grande para que cupieran todos: además de nuestra familia, la abuela, los tíos y las primas. Siempre éramos mucho grupo, por eso nos lo pasábamos tan y tan bien. Allí íbamos todas las vacaciones, las de Navidad, las de Pascua y los tres meses de verano. En verano jugábamos mucho con las muñecas, las tiendas, la caseta, los viajes, y nos bañábamos en una piscina «rústica» de piedra, en un agua helada .... en invierno esquiàvem por la pista estandar y ya más adelante para Costa Rasa. Salíamos de casa con los esquís puestos y llegábamos a casa sin habérnoslo los disparo.

Recuerdo la antigua estación del tren, y su "guarda agujas" que se llamaba "Mondelo" era un hombre muy pequeño y rechoncho, con un gran mostacho espeso lo bajo. El "Jefe de la estación" era el Antonio que con su gorra, la bandera y el silbato, daba las entradas y salidas a los trenes (que por cierto, han pasado más de 80 años y la modernización de esta línea aún no ha llegado). Abajo de la estación estaban los barracones de los soldados.

Recuerdo la carretera de tierra y piedras que bajaba de La Collada, antes de que hubiera la Pista Militar, y mucho antes de la actual carretera que pasa por Roc Blanc. Era el camino obligado para ir o volver a Barcelona.

Recuerdo la misa de 10 h los domingos, en la capilla del chalet del CEC donde estaba la Virgen de Montserrat. El celebrante era Mn. Ramón, que había que ir a buscar y acompañar a la Seu de Urgel, lo que hacía a menudo nuestro padre, entre otras personas. A la salida de Misa, era el momento de hacer tertulia los ancianos, y comentar los últimos acontecimientos o novedades de La Molina. Nosotros, los más pequeños, huíamos corriendo montaña arriba para llegar pronto a casa y poder continuar con nuestros juegos.

 

El chalet del CEC

 

Recuerdo personas carismáticas que fueron protagonistas del progreso de La Molina en aquellos primeros tiempos: Pere Adserà, Jordi Bonet, Joan Alabau, César Meno, Andreu, Pepeta, Esteve que era el "guardabosques", Pitu Figueras y muy especialmente Josep Mª Guilera, además de nuestro padre y muchos y muchos otros. Ellos fueron pioneros, creyeron en La Molina, y con su dedicación, trabajo y esfuerzo, forjaron los cimientos de La Molina que hoy tenemos; una de las mejores y más bonitas estaciones de esquí del Cataluña.

Que por muchos años, las próximas generaciones puedan seguir disfrutando, como hemos hecho nosotros, de las montañas mágicas y maravillosas de La Molina; y que "La Moreneta" nos ayude.

Muy cordialmente,

Ángeles Vilaró Castelltort.

Febrero 15, 2018
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