Así es como vivimos la construcción de dos iglús en el Valle de Núria
Ohmamiglú es el nombre con el que se conoce la Asociación de constructores de iglús de Cataluña, una entidad sin ánimo de lucro que promueve la construcción de los iglús como una actividad invernal de recreo, divertida y bien económica. A lo largo del invierno preparan diferentes salidas por el Pirineo para difundir la actividad y la técnica de la construcción de iglús en Cataluña. El sábado 24 de marzo estuvimos con ellos en Vall de Núria construyendo dos iglús.
¿Te has imaginado cómo sería ser un esquimal y vivir en un iglú? ¿Cómo se construyen? ¿Cuánto tiempo o días se necesitan para su construcción? Pues eso es lo que vivimos y experimentamos el pasado 24 de marzo en Vall de Núria, donde la asociación Ohmamiglú estuvo construyendo dos iglús. Un grupo de 20 voluntarios y 5 miembros de dicha asociación aprovecharon la mañana, bajo una intensa nevada acompañada de viento y frío, para construir dos iglús unidos por una galería.
Pocos minutos antes de las 11 de la mañana los 20 voluntarios que debían participar en la actividad se encontraron en la sala de picnic de Vall de Núria. Allí se hicieron las presentaciones de la asociación y se dieron las primeras instrucciones del funcionamiento del evento. Cabe destacar que todos los participantes -monitores de la actividad aparte- no tenían conocimientos previos en la construcción de iglús.
Y enseguida se fue por trabajo así que, algunos armados con una sierra y otros con una pala, se dividieron en tres grupos para iniciar el levantamiento de los iglús. ¿El lugar? Un espacio llano junto al lago de Núria, estos días de finales de marzo completamente helado.
Uno de los grupos se dedicó a preparar los ladrillos de nieve prensada. Para ello primero se localizar un montón de nieve acumulada desde hacía días, parapetada detrás unos árboles. Es lo que en el argot irónico de los constructores de iglús se llama la cantera.
Hay que buscar siempre nieve compactada desde hace días, porque para cortar los ladrillos de nieve no interesa ni nieve polvo recién caída ni tampoco nieve del todo helada. Con la ayuda sierras y con tacto cuidadoso y cierta traza en el corte, procedieron a cortar la nieve en forma de bloques de diferentes tamaños, normalmente de un espesor de 20-25 cm y una anchura de entre 35- 40 cm y hasta una longitud 50 cm. Exactamente ochenta baldosas de nieve.
Otro grupo se dedicó a levantar las paredes circulares y cóncavas de los dos iglús. Estas paredes se levantan sobre un círculo dibujado en la nieve. De esta tarea se encargan los más pequeños de en- tre los voluntarios y para ello se dedican a prensar la base y perímetro del iglú paseando allí en círculo un buen rato. Los primeros bloques que hacen de base de la pared son los más grandes y consistentes, mientras que a medida que se gana altura los bloques se modifican de tamaño y forma para adaptarse a la forma de la cúpula.
En poco más de un par de horas, y en medio el tiempo de hacer un chocolate a la taza para quitarse el frío de encima, los iglús ya estaban totalmente levantados y con las cúpulas cerradas. A la una de la tarde, sin embargo, todavía faltaba la construcción de las puertas y el cubrimiento de la galería de unión entre las dos construcciones. El viento soplaba con ganas y la nevada devenía más intensa, así que había que ir al grano.
Una hora más de trabajo en la construcción, esta vez liderada tanto en instrucciones como en esfuerzo físico por el equipo de monitores de la asociación Ohmamiglú y por fin, ¡trabajo hecho, iglús y galería listos!
A escasos minutos de las dos de la tarde los más pequeños ya se dedicaron a sellar con nieve las rendijas que quedaban entre bloques, mientras los mayores acababan de poner el techo de la galería de unión entre los dos iglús.
Una fotografía de grupo de los participantes en la actividad para servir para poner el punto final a la construcción de iglús del Valle de Núria, una actividad en la que, aunque fuera por una mañana, todos nos sentimos unos auténticos esquimales del todo competentes en la construcción de iglús, y no en Groenlandia, sino en pleno Pirineo Oriental. ¿Os animáis?