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Rescate en la Agulla del Mirador

A veces trabajar en Núria tiene momentos de satisfacción, gratificantes, casi rayando la heroicidad, quizá exagero un poco, pero el hecho es que ....... Yango (pequeño perro blanco y negro -me parece recordar que se llamaba así-) disfrutando de un día de paseo en Vall de Núria, sube al mirador para disfrutar de la buena vista del lago y el santuario en compañía de su propietaria (ahora tampoco recuerdo el nombre, me lo tendré que hacer mirar )....   Ahora viene la parte que me invento (licencia literaria): Yango, de repente ve moverse una lagartija corriendo por las piedras y como un poseso, pasa por debajo de la barandilla del mirador para intentar atraparla. Siguiendo un instinto primitivo que incluso nosotros también sufrimos (quién no ha cazado lagartijas de pequeño!). En el flirteo entre la vida y la muerte, la lagartija, después de haber perdido la cola pero manteniendo el instinto de supervivencia intacto, logra escabullirse por una fisura de la roca y esconderse en las entrañas de la Agulla del Mirador. Es ahora, cuando terminada la diversión de perseguir al pequeño reptil, Yango se da cuenta de su comprometida situación: Clavado unos 7-8 metros por debajo del mirador junto a un pinito que le tapa la caída libre que tiene 50 mts más abajo; del fondo del río sube un aire fresquito entre las piernas que añadido al canguelo le hace temblar todo el cuerpo peligrando su precaria situación. .......Volviendo a los hechos verídicos: Yango empieza a gemir implorando la ayuda de su propietaria, esta evaluando los riesgos de intentar acceder donde se encuentra Yango, muy acertadamente llama a los servicios de emergencia para solucionar la situación, cualquier intento de ir a buscar al perro podría acabar con un resbalón 50 mts más abajo!   Gracias a un convenio con bomberos, y al hecho de que algunos trabajadores de Vall de Núria son bomberos voluntarios y que parte del personal de Núria está formado para hacer las primeras intervenciones de rescate, teniendo en cuenta el hecho de que nos encontramos in situ. Así que con la ayuda de cuerdas arneses y técnicas de escalada, rápidamente podemos volver a Yango a los brazos de los suyos.   Ya me perdonéis por el tono desenfadado del relato, pero es que de todos es sabido que precisamente los rescates no son siempre algo agradable, a menudo son comprometidos, a menudo alguien ha sufrido lesiones..... Pero hoy ya lo habéis visto que Yango vuelve a estar bien contento y por qué no decirlo la lagartija nurienca también. Texto: David Codony Fotos: Pau Alcañiz
Enero 07, 2013
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