Desde estos tiempos de principios del siglo pasado, al momento actual muchas cosas han cambiado: la historia ha escrito páginas interminables, el mundo continua girando inexorable y las personas han entrado dentro de la globalización conectadas a un mundo virtual, donde sólo nos falta convertirnos en un “chip” y viajar a través de la red, pero..., el
, en esencia, no ha cambiado, ...es como el silbido evocador que comentaba..., porque continua subiendo cada día del año haciendo su camino..., arriba, y abajo...
Es por eso que el
Cremallera y la
Vall de Núria se saludan cada día observados por la
Virgen que vela por nosotros, haga frío o haga calor, mal tiempo, haga viento o llueva..., este es el regalo más valioso que podemos ofrecer y dar a conocer. Este pequeño rincón de nuestro territorio, del cual los
catalanes estamos tan orgullosos..., lleno de belleza, historia, tranquilidad y donde se respira naturaleza a cada momento. Es el lugar que nuestro querido
Cremallera nos permite visitar, no sin vigilarnos de cerca para que cuidemos y preservemos el entorno de manera que, por muchos años lo podamos disfrutar...