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¿Cómo es el trabajo de un maquinista?

Salimos a pisar con las pisanieves de La Molina para conocer mejor cuáles son las funciones de estas máquinas


Da igual que haya nevado, llovido, haya hecho viento o la noche haya sido serena. Cada mañana, cuando llegamos a La Molina, nos encontraremos las pistas bien "peinadas". Unas horas antes, mientras dormíamos plácidamente, los maquinistas deberán haber trabajado toda la noche para mover, tratar, arrullar y reparar la nieve. Para saber más sobre esta cuestión salimos a pisar pistas con Sergi Ricard.

 

 

A partir de las 5 de la tarde, cuando apenas el último esquiador abandona las pistas, comienza un turno de trabajo que acabará a la una de la madrugada. Es el turno de Sergi Ricard, conductor de una de las pisanieves de La Molina. Minutos antes de las 5 de la tarde nos encontramos con él en el edificio del telecabina, donde recibe unas primeras indicaciones de los trabajos que específicamente tiene asignadas para esa noche. 

 

 

Aunque normalmente Sergi y demás compañeros hacen siempre el mismo sector (en su caso Roc Blanc, Costa Rasa, Moixeres, Diagonal Alta, Diagonal Baixa y els Coms) puede pasar que por aquel turno haya algún cambio de planes o alguna especificidad a tener presente.

Un segundo turno les sucederá y finalizará en el mismo momento que empiezan a ponerse en marcha los remontes, a las 9 de la mañana. Así, mientras los esquiadores aún aprovechamos las horas nocturnas para cenar, ir a bailar a la discoteca de moda o para descansar, las pisanieves y sus conductores trabajan a contrarreloj para dejarlo todo listo para un nuevo día de esquí.

La función de las pisanieves


El trabajo de Sergi y la máquina consiste en mover y tratar la nieve producida por los cañones -o la que ha sido movida por el viento o por el paso de los esquiadores o por una nevada recientemente- para volver a nivelarla a lo largo y ancho de la pista. Son muchos kilómetros de pistas con diferente anchura -una pista puede tener entre entre 30 y 60 metros de ancho- los que hay que preparar. Una estación como La Molina tiene un total de 64 km de trazados, y el sector que pisará esta noche Sergi tendrá unos 8 o 9. Una vez haya terminado de pisar estos kilómetros, en toda su longitud y anchura, habrá recorrido al final del turno de trabajo cerca de 50 kilómetros. Eso sí, con las correspondientes paradas para hacer provisión de gasoil y las delicadas maniobras de pala en varios puntos concretos.

 

 

 

La Molina estrena pisanieves


Lo primero que hacemos es acercarnos al almacén y garaje de Montana, donde está el taller de reparación y aparcamiento de las pisanieves. Allí Sergi tiene adjudicada una máquina, la 88, nueva de este año. Se trata de una Pisten Bully 600 Polar, equipada con cabrestante de 4,5 toneladas. Cumple con todas las normativas medioambientales de la UE y lleva incorporado el sistema de AdBlue, para así generar bajas emisiones de gases y CO2. A pesar de tener más potencia que modelos anteriores y consumir bastante menos puede llegar a un consumo de entre 18 y 40 litros de gasóleo / hora.

 

Empezamos a pisar y fresar


Subimos a la Pisten Bully totalmente nueva, aún con los plásticos de precinto en el asiento del copiloto, donde me siento yo. "Lo primero que hacemos es ponerla en marcha, que se caliente y mientras tanto volvemos a bajar para hacer una revisión ocular del exterior de la máquina" me cuenta. También pone en marcha un ordenador conectado con la central y por el que se comunican las posibles incidencias y se consulta el parte de trabajo del día. Asimismo, se comunica por radio con el resto de compañeros de turno. En total, en este turno, salen a pisar 6 máquinas.

 

 

 

Hechas las primeras comprobaciones vamos a hacer provisión de combustible. Mientras bajamos por la pista Olímpica, en dirección hacia su sector de trabajo, me advierte que "estas son máquinas muy costosas y que hay que amortizar en un corto período de tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que sólo trabajarán 5 meses al año". Hay que tener presente que la vida útil de estas máquinas es de 10.000 horas de trabajo, pero pueden empezar a plantear averías y problemas a partir de las 6.000 horas.

 Una vez rellenamos el depósito, de una capacidad de 300 litros, enfilamos hacia la pista de Quatre Camins. Pasamos buena parte del turno de trabajo arreglando, nivelando y peinando las pistas de Moixeres, las Diagonales Alta y Baixa y Costa Rasa. Lo hacemos aún con horas de luz. Terminadas estas pistas nos dirigimos hacia el Estadio Roc Blanc, donde tendremos que usar el cabrestante, ya de noche cerrada.

El uso del cable y el cabrestante


El Roc Blanc es una pista de gran pendiente que requiere uso de cable. Cuando llegamos al punto de anclaje -siempre situados en la parte alta de la pista- le pido cuáles son las ventajas de trabajar con este sistema y señala que el cabrestante permite "mejorar la seguridad a la hora de pisar y hace que el resultado en el pisado de pistas con gran pendiente sea posible y resulte mejor ". Y añade que con el cable hay "más capacidad de tracción y posibilita trabajar para pistas de gran pendiente arrastrando nieve arriba o abajo, y ello sin el riesgo de lo que ocurría antes, cuando una placa o una pequeña avalancha de nieve se te lleva la máquina descontroladamente pendiente abajo ".

 

 

Bajamos de la máquina para arrastrar el cable hasta el anclaje y veo que pone una lámpara naranja intermitente. Preguntado por la función de esta lámpara me comenta que "es una lámpara de aviso que permite avisar a los demás maquinistas, o si hubiera algún pister o alguna moto por aquí o algún esquiador de montaña para que sepa que estamos trabajando con cable , con los peligros que para ellos esto conlleva, y así eviten pasar por aquí ".

Hay que recordar que el uso del cable ya ha provocado algún accidente practicantes de Skimo que han colisionado con un cable de pisanieves. Las consecuencias han sido una tragedia.

 

Mover toneladas de nieve a els Coms


Son las 11 de la noche y una vez terminado el Estadio del Roc Blanc aún queda pendiente pasar por los Coms. Para esta pista Sergi deberá realizar un trabajo específico, que consiste en bajar nieve de la parte alta, donde sobra espesor, para moverla hacia la parte baja, donde más bien escasea.

 

 

 

Antes de empezar a mover nieve hacemos una parada para comer y beber algo. Son momentos de tranquilidad que aprovechamos para hablar de cuestiones históricas de La Molina, de nevadas, de anécdotas, curiosidades o de algunos animales -zorros, liebres...- que se atraviesan mientras se pisa una pista o de tantas otras cuestiones del mundo de la nieve o de la sociedad actual.

Pronto pero nos acabamos el bocadillo y empezamos una operación un poco más movida que las precedentes, y que consiste en mover muchos metros cúbicos de nieve del lado de los biombos y arrastrarla hacia el centro pista y al mismo tiempo hacia las partes bajas. En el caso de esta pista negra, y por tanto de gran pendiente, también hacemos uso del cable. Una vez toda la nieve ha sido reu-bicada en su sitio con la pala, iniciamos el proceso de compactación y el fresado. El resultado final será el de una pista perfectamente planchada y texturizada. Faltan pocos minutos para la una de la madrugada y ya podemos decir que "misión cumplida".

En unas pocas horas más, a las 9 de la mañana, cientos de esquiadores dejarán su traza a lo largo de 8 horas. La nieve se empezará a mover hacia los laterales de la pista. A las 5 de la tarde serán muchos los metros cúbicos de nieve que se habrán movido del centro pista hacia los laterales. Deberá comenzar un nuevo turno de trabajo para dejarlo, de nuevo, todo a punto. Y así hasta final de temporada, una cuenta atrás para dejar las pistas bien arregladas y peinadas entre las cinco de la tarde y las 9 de la mañana.

 

 

Autor: Ivan Sanz Tusell

Febrero 15, 2018
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