La Vall de Núria y la Jungfrau en Suiza están hermanadas desde el año 2011 en que se firmó un acuerdo de hermandad y colaboración entre las dos explotaciones. El post de hoy es la visita que a título personal hicimos, hace unas dos semanas, a este espectacular lugar, de manera que os pueda describir las sensaciones ante esta maravilla de la naturaleza a más de 3.000 metros de altitud.

Como dato importante, hay que decir que se sube a la estación de ferrocarril más alta de Europa a 3.454 m. Este trayecto ya empieza a Interlaken, la ciudad más próxima con un recorrido de más de dos horas hasta la Jungfrau, pero nosotros preferimos hacer noche con la caravana en un camping de Grindelwald, el pueblo que queda abajo, y subir desde allí. El dia antes visitamos el Harder Kulm en Interlaken un lugar precioso con unas vistas de los dos lagos donde está incrustada la ciudad, fantásticas. Subimos con un funicular hasta 1.322 m. con la compañía del contacto de “nuestros hermanos” de Jungfrauban Daniela que nos atendió de maravilla (otra vez mil gracias Daniela...)

El trayecto hasta la Jungfrau desde Grindelwald es espectacular, también hay que decir que el tiempo nos acompañó (como todos los días...) y hacía un sol espléndido. Primero subimos en un tren verde y amarillo para hacer el tramo hasta Kleine Scheidegg. Durante el trayecto impresiona el verde intenso de los campos de Suiza, y el paisaje de cuento que aparece delante de tus ojos,... todos los elementos (montaña, casa, vaca, árbol...) están distribuidos de manera armónica, haciendo que el espectáculo visual sea de éxtasis. Es viernes y aunque hemos madrugado, siguiendo los consejos de Daniela, el tren ya va bastante lleno, y nos llama mucho la atención la gran cantidad de grupos de turistas orientales que son inmensa mayoría ante los europeos. A la estación de Kleine Scheidegg donde hemos de cambiar de tren y coger el tren rojo, es un poco caótico por la cantidad de gente y grupos que en aquel momento se disponen a ocupar las unidades dispuestas en las andanas, pero nos dirigimos a uno de los trabajadores y en seguida nos indica el tren al que hemos de subir. Comprobamos que es una unidad más antigua, y suponemos que debido a la gran afluencia de público han tenido que sacar todo el material disponible.

Iniciamos la subida final hacia la Jungfrau y cuando entramos a los primeros túneles el tren se para y empieza a retroceder hasta una pequeña estación que acabábamos de pasar. En seguida el revisor nos informa en alemán y en un perfecto inglés que el tren estaría parado durante un tiempo porque habían tenido una avería unos metros más arriba y no podía pasar hasta que no se reparara. La verdad es que puntualmente nos tuvieron informados y nos dejaron salir del tren durante la prácticamente una hora que estuvimos esperando. También hay que decir que nos entregaron una tarjeta para invitarnos a tomar una bebida a cada pasajero una vez llegáramos a la Jungfrau. Por tanto un trato excelente... Continuamos subiendo arriba, arriba... haciendo las dos paradas para poder contemplar a través de las galerías, la espectacularidad del glaciar a través de los grandes ventanales ubicados estratégicamente.

Una vez arriba vía libre para recorrer todos y cada uno de los servicios que te ofrecen. Lo primero sellar nuestro pasaporte como visitantes oficiales de la Jungfrau, después recorrimos las tiendas, incluida la de chocolate “Lindt” donde te regalan un bombón y si os gusta el chocolate vale mucho la pena, el Palacio de Hielo espectacular con aquellas figuras tan bien hechas, la salida al “Plateau” para hacer fotos en el exterior con las vistas del glaciar, y donde justo antes de salir descubrimos una fotografía de Vall de Núria síntoma de la hermandad con la Jungfrau. Por último la “fun-zone” de nieve, donde nuestras hijas y nosotros mismos abrimos unos ojos como “naranjas” al ver gente esquiando, trineos, toboganes, y una tirolina “salvaje” que iba de extremo a extremo de la zona. Veníamos prácticamente de la playa y ante nosotros se nos abría la posibilidad de ¡¡poder esquiar!!, ... sencillamente mágico...

Después de comer ya únicamente hicimos las últimas fotos familiares de rigor en la terraza desde el punto más alto, y rápidamente a tomar el tren de bajada ordenadamente en la cola de embarque. Una  vez en el tren, ya cansados por la excitación de todo el día, con las pequeñas adormecidas y disfrutando otra vez del paisaje verde, verde... un verde diferente de los alpes suizos.

Decimos adiós con la esperanza de poder volver a visitar a nuestro “hermano mayor” algún otro día. Por otra parte tenéis que saber que desde Núria os podemos facilitar un vale-descuento del 50% del cremallera de la Jungfrau para un máximo de 4 personas. Lo podéis solicitar en la Oficina de Información de Vall de Núria que con mucho gusto os lo entregaran.

 Texto y fotografias: Francesc Arrebola